El Proyecto Gran Simio organizó en 2020 y 2022, los primeros 2 concursos artísticos orientados a visualizar la realidad que atraviesan las poblaciones de grandes simios a nivel mundial. Esto es gracias al apoyo, dedicación e interés de autores que de manera altruista nos comparten sus textos, fotografías, dibujos y otras formas de arte para que esta idea se haya convertido en un éxito, resultando en la publicación de 2 libros. Sobre el PGS El Proyecto Gran Simio NO pretende que se considere a chimpancés, gorilas, orangutanes y bonobos como HUMANOS, que NO son, sino como HOMÍNIDOS que SÍ son. Si la cercanía genética entre el hombre y los demás simios es grande, aún lo es mayor entre estos y otros homínidos como los neandertales, habilis, erectus, etc. Por lo tanto, ya que los grandes simios son tan HOMÍNIDOS como los neandertales, erectus, etc, el Proyecto Gran Simio solo pretende que se les trate y se les reconozca derechos como se los reconoceríamos a estos si no se hubiesen extinguido.

Concurso de Poesía 2022

 Poesía Adultos 

Primer Premio

Todavía no es tarde

  

 ¿Por qué los grandes poderes

no quieren ver ni escuchar

que están desapareciendo los simios?

Porque están talando los árboles

de la selva tropical.

 

Hay grandes intereses económicos

en aras del bienestar social

y coleccionistas sin escrúpulos

como trofeo los quieren mostrar.

 

¿Por qué se les encierra en jaulas

negándoles su libertad?

¿Por qué se experimenta con ellos

sin importarles su sufrimiento y bienestar

con la complicidad de la humanidad?

 

¿Por qué se les exhibe como un espectáculo

para deleite del público en general?

 

¿Qué será de su hábitat?

No tendrán sustento ni lugar donde estar

ni crecer en la que siempre ha sido su hogar.

¿Dónde ha quedado nuestra sensibilidad

frente a este problema tan transcendental?

 

¡Despertemos nuestras conciencias

que a menudo dormidas están!

 

Presionemos a los gobiernos mundiales

para exigir el respeto y los derechos

que les pertenecen a todos ellos por igual

y si consentimos que desaparezcan

la raza humana también lo hará.

 Carmen Poveda Talavera – España

 

Segundo Premio

Derechos no humanos

 

Cecilia, la chimpancé,

no es mi prima, no es mi hermana,

pero lo que es muy bien sé:

una Persona No Humana.

 

Junto al chimpancé, gorila,

bonobo, el orangután

encabezan una fila

de víctimas del desmán…

 

Esas Personas No Humanas

también tienen sus  Derechos

y, más que promesas vanas,

hay que plasmarlos con hechos.

 

Tienen Derecho a la Vida,

igual que tú, igual que yo.

El que lo niega o lo olvida

es igual al que mató.

 

Derecho a la Libertad,

sin rejas, muros ni fosos.

¡Vivan libres de verdad!

Sólo así serán dichosos.

 

Su Derecho a no sufrir

con experimentos crueles

lo debemos garantir

con más que meros papeles.

 

Sus hijos se deben criar

en su Hogar, que está en la selva.

¡Nada de deforestar

y que plantación se vuelva!

 

Si, al contemplar un Gran Simio, lo sientes tu semejante

¡seguro acabas de dar un gran paso hacia adelante!

Luis Antonio Beauxis Cónsul – Uruguay

 

Tercer Premio

Aquí en la montaña

 

Aquí en la montaña

espesa y silvestre…

 

Todos los gorilas del mundo

gritan desde sus guaridas.

Hojas, flores y tallos

dan por ellos la vida.

 

La verde y espesa montaña

es la pared silvestre encendida,

un lomo plateado entre la bruma

lame sus heridas.

 

Son cinco mil novecientos

que yacen en la verde esquina.

Aquí, en la montaña,

sigue abierta una herida

espesa y silvestre,

¿ésta es la tierra prometida?

Carlos Alberto de la Cruz Suárez – México

 

Mención de Honor

Las sonseras del mono lampiño

 

Que se espera del mono que no sean monerías,

cuando las ejecutan nos parece una monada.

Aullarán las gradas cuando hagan lo que digan

Los que creen tener todo, pero apenas tienen nada.

 

Cuando observamos su rostro, creemos ver el pasado

en un boceto primario, grotesco, hecho de apuro.

Y la bestia con pudor, tapa ojos con sus manos

porque vernos a nosotros, es patético futuro.

 

Carecen de propiedades y de bienes de mercado

De nuestro mundo migajas, les damos lo que nos sobre.

Andan erguidos y altivos, en las selvas y sus prados.

Saben muy bien que el orgullo, es la altivez del pobre.

 

La precaución sugiere no acercarse a los barrotes

Sus instintos son primarios, ruge furioso el gorila.

Los hombres lo sometieron por medio de los garrotes

morados de sangre seca, la húmeda aún destila.

 

Hay un mono racional que destaca sobre el resto

Menospreciando a sus pares, robándole el dulce al niño.

Confía que su impiedad, es no tener de sonso pelos

Y se intuye superior, tan solo por ser lampiño.

 

Se expande el simio soberbio, abarca el mundo y afines

Mientras sus primos humildes se atesoran y preservan.

Anda el tonto en soledad, acuciado por sus fines

Resisten en comunidad los demás en las reservas.

 

Tecno macaco rapaz, el mundo no tiene alivio

No se conoce a sí mismo y reniega su natura.

Más arrastra a toda raza y destrozando equilibrios

Los lleva a la perdición el humano y sus locuras.

Martín Ernesto Troncoso – Argentina

 

Mención de Honor

Sin título

 

Volábamos circularmente entre blancas nubes de agosto,

veíamos nítido el futuro en el cielo hecho de restos oníricos,

cantábamos a los dioses sin pensar, azul magenta nuestros sueños

fueron cayendo helados sobre oscuras aulas universitarias

donde desaprendimos el valor exacto de la vida, lo cristalino del agua,

asumiendo el valor real de la nada y su relleno de diaria angustia existencial,

donde el Gran Simio se suicida frente a multitud de ojos sin memoria

tras disculparse por ensuciar nuestra inhumana urbe con sus restos.

Para que seas consciente de la sangre ausente en máquinas binarias

ahora el poema es rojo, y negro como la noche, sangra oblicuo

preguntas y respuestas sin aparente conexión, y la guerra cruel

normalizada sobre la putrefacta actualidad que pasivamente desdeñamos

pesa también sobre nuestros desmemoriados huesos y en el centro del corazón.

Avanzas circularmente entre contaminadas nubes de verano

intentando rescatar alguna esquirla de perdurable sueño en el aire,

alguna remota melodía que no te haga pensar en ese simio repudiado

que inexorablemente anuncia con proximidad la propia muerte,

señalando lo absurdo y lo efímero de nuestra propia condición,

y aunque reviente a pleno sol la existencia de un último sueño original

esta canción sin letra que araña ahora algo de sentido a tu tiempo

nunca será la misma que entonces, cuando todo era selva.

José Antonio Pamies Franco – España

 

Mención de Honor

Somos lo que fuimos

Ajenos al presente

vivimos

-¿vivimos?-

sembrando de inquietudes

el futuro;

ajenos al presente

olvidamos

que pervive

lo que fuimos

y que fuimos

emoción

hecha primate,

hecha reflejo

-ilusión devuelta

por nuestra mirada

turbia-

al socaire

de tormentas

que una evolución

indiferente

aún descarga

sobre monos desnudos,

sobre almas vestidas,

en fin,

de olvido.

Jorge Luis Moreno Pieiga – España


Mención Especial

Ley de derechos básicos de grandes simios

 

Todo ser vivo tiene sus derechos,

y los Grandes Simios son seres vivos,

seres vivos con derechos cautivos

en hábitats cada vez más maltrechos.

Que haya menos palabras y más hechos,

porque sobran razones y motivos

para una ley con grandes objetivos

con los que vivir todos satisfechos.

Son derechos básicos y esenciales,

como son los que nosotros tenemos,

por eso merecen normas legales,

ellos y nosotros somos iguales,

y podemos hacerlas si queremos,

sabemos que podemos y debemos.

Juan Fran Núñez Parreño – España

 

Mención Especial

La voz de los simios

Los fuertes vientos de  la desconsideración, discriminación,

del maltrato y  todo  lo inhumano

se  llevan y  apagan la voz de los oprimidos

y, entre  ellos, la de mis grandes parientes y amigos,

los adorados  simios.

 

Su mirada profunda

se  clava cual flecha en la humana espesura

porque aunque salga de sus calladas vidas 

busca la diana de la justicia.

 

Quiere  el simio

salir de la  carpa del circo,

de esa vistosa jaula de colores 

que encierra a los que llaman monos

y son merecedores de los más justos honores.

 

Un niño  llora

porque ha oído lo que quieren apagar los aplausos,

el sonido de cadenas que se arrastran en el escenario cuando llega la hora

y un primate hace piruetas, nadie ve sus lágrimas en ese momento tan duro

de  alegrar a otros haciendo lo que le manda el que su libertad controla.

Pero, cuando una mano le ofrece cacahuetes o plátanos con movimiento brusco

el mono los rechaza, no quiere comer de la mano que lo esclaviza.

 

Mira al pequeño y, con su mirada le dice:

¡No quieras chuches de quien te utiliza,

que no endulce tu boca, como quieren hacerme a mí con el plátano,

quien te  secuestra lo más grande, ser libre.

Nosotros los gorilas no  podemos vivir en un mundo de falsos colores;

mientras nuestros suspiros, los de los simios,

consigan hacer latir sentimentalmente un corazón infantil estamos vivos

y  ese es el premio más querido,

pues tú, niño, serás mañana el libertador del mono cautivo .!”

José Reinaldo Pol García – España

 

Mención Especial

Ellos y nosotros

 

Ellos merecen toda la libertad,

Ellos no quieren estar oprimidos,

Ellos quieren estar rodeados de verde

 

Nosotros no la podemos redimir,

Nosotros no los podemos recluir,

Nosotros no podemos crear su entorno,

Nosotros no podemos manipularlo

 

Ellos no han aprendido a hablar

Pero ellos han intentado demostrar

Que la familia no se puede robar

 

Nosotros hemos aprendido un lenguaje

Y nos comportamos como unos salvajes,

Ellos demuestran su amor a la manada

Y conviven en su preciosa morada.

Lucía López – Uruguay

 

Mención Especial

Justicia

 

Lejos o cerca estén los grandes simios

pende amenaza cual sentencia sobre ellos,

roja la lista acecha a nuestros parientes cercanos

sobrevivir angustias entre especies emblemáticas.

No quiere entender el hombre sumido en su ceguera

dar clamor a la naturaleza; asumir un mea culpa,

mientras, sucumben las poblaciones por reveses

a una biodiversidad,  un hábitat dar por narices.

Cercana la muerte que no perdona, ni descansa

sumar la pasión por el lucro que no sopesa,

multiplicando réditos; pisoteando los derechos,

viendo estorbos entre los sorprendentes compañeros.

Hominidae, la familia; junto a humanos y ancestros

reivindicación moral como espabiladas especies,

chimpancés, gorilas, bonobos y orangutanes

promulgar sus derechos como respetados simios.

Un pensar, una autoconciencia no le es ajena

de emociones marcadas, su vida rica;

a ver si se rompen las denostadas barreras

entre animales humanos y no humanos.

Un reto entraña su continuidad para todos

presionar por cambios en legislaciones e inversiones;

a una depredadora expansión establecer los límites

a industrias por febril extracción ponerle coto.

Ingrato el prejuicio eliminemos a esto seres

resuelva que no son de nuestra especie,

abolir, de raíz, con el racismo inconsciente

los propósitos nobles, por justicia, ofrecerles.

Miguel Amilachwari B. – Venezuela

 

Mención Especial

Oración del simio

 

Dame dios

un par de manos

aunque pierda la altura de la rama

un par de manos para trabajar el barro

otórgame la gracia

del alfarero y su fuego

 

o dame la libertad

 

necesito un par de manos

para tejer la tela que me cubra

y la mortaja de mis ancestros

quiero labrar la tierra y cosechar

guardar para los inviernos

cuando la tierra entra en su sueño

 

o permíteme conservar la libertad

 

y dame dios

una garganta

para decir lo que te pido con palabras

(aunque sirvan las palabras, tantas veces,

para la mentira)

una garganta para llamar a mi hembra

no desde el grito previsible

sino con palabras

 

o déjame gozar la libertad

 

quisiera una voz

para que la tristeza

logre la altura del poema

aunque yo pierda la altura

de la rama

 

¡o dame, por favor, la libertad!

Margarita Luisa Schultz – Argentina

 

Mención Especial

Un orangután hoy llora

Un orangután hoy llora y se encuentra en la selva

Pidiendo al cielo clemencia, pues ya no aguanta tanto dolor

Su amada yace muerta.

Un despiadado cazador, le disparo sin ella darse cuenta

Y su amado protector, no pudo hacer nada

Y solo se quedara pagando una condena.

 

La selva antes era un tesoro, una guarida secreta

Pero todo se ha ido al piso, al haber sido descubierta.

Ellos eran una pareja feliz,

Donde andaban a rienda suelta

Y hoy ya no pueden volver a reir

Si su esperanza ya está muerta.

 

Por eso a gritos reclaman, los animales de la selva

Y un himno juntos entonan, para que se acabe la tristeza.

Quieren volver a sentir  la verdadera libertad,

Porque algunos aun mantienen cautivos

En jaulas de metal.

 

Un orangután hoy llora

Pidiendo al cielo piedad,

Pues todavía no llega la hora,

Hay mucho para dar

Y debemos escuchar su himno

Para poderlos salvar.

Eder Anthony Calvache Sandoval – Colombia

 

Mención Especial

Pobre simiamente gritar simio

 

Algo me dejarán

del mundo,

algún son

o alguna clave,

alguna creencia rara o alguna esperanza,

alguna mirada a oscuras.

 

Lo sé...;  algo me dejarán del mundo,                 

algo

quedo,

muy quedo o intacto,                                      

alguna piedad,

alguna rosa sobresaliendo del abismo,

alguna imposible perdición,

alguna imponderable -”irrenunciable”-  verdad.

 

Algo anclado (¡al Sur natural!).

 

Lo sé,

algo será simiamente...,

algo mínimo y no avalado ya por solo humanos,

algo pequeñitamente sufrido que se ha marcado en esta piel,

algo me dejarán de todo,

algo me dejarán de mí,

de mi levedad mecida en los brazos selváticos de una Muy Gran Espera,

de mi lento y desorientado paso a paso... salvaje.

 

Algo me dejarán, ¡siempre!

Algo me dejarán al ser – por poco – un simio,

algo me dejarán de mis viejos huesos,

algo de mis gráciles pal abra s secretas.

 

Algo será, no sé, algo, algo tiene que ser...

y ya no lo será la extinción,

¡la extinción !

Pero cansa muerte,

muerte, muerte, muerte...                                                                           

hacia donde lloran las últimas lágrimas del cielo.

José Repiso Moyano – España


Reconocimiento

Ese día

El día que el bosque quemaron,

por millares se escucharon los llantos,

ese día fatídico,

que de los brazos de su madre lo arrebataron.

 

Largo viaje de abusos y tortura,

fue la promesa del captor,

la cual cumplió con diligencia,

preparación para una nueva aventura.

 

Actúa para la respetable audiencia,

de tu ignorancia desean reírse,

mientras sostenían la herramienta de castigo,

le ordenaron con violencia.

 

Por años cacoquimio,

acumulando un mar de lágrimas,

herido y en abandono,

fue el fin de un gran simio.

 

Homo Sapiens necio,

¿no te has visto en el espejo?

si no rectificas tus acciones,

terminarás pagando el precio.

Roberto Antonio Aguilar Hernández – El Salvador


Reconocimiento

Donkey Kong

Qué cincuentón no se divirtió

un sábado por la noche

de adolescencia sin novia

con ese gorila furioso y gracioso,

aunque civilizado como un burro.

Donkey se golpeaba los pectorales

y arrojaba barriles de bits

ya sin ánimos de secuestrar beldades

encaramado a la cima del Empire State.

Donkey es un primate domesticado,

y escapado del celuloide

al fin se ha vuelto un montón de píxeles

para bien de la sociedad del entretenimiento.

Sigue siendo el antagonista

de estas pantallas de videojuegos

aunque ya no sea necesario ir a cazarlo

hasta las islas antípodas.

No obstante, también él

se halla en peligro de extinción.

Expulsado de la mítica Arcadia

con sus galerías ruidosas

y saturadas de feromonas juveniles

Donkey es hoy por hoy

un objeto exótico ambicionado

por coleccionistas medio calvos

y medio niños.

Cazadores de memorabilias

que atraviesan las junglas ochentosas

de la restauración

blandiendo el machete de la nostalgia.

Maximiliano Sacristán – Argentina

 

Reconocimiento

Para cuando vuelva

Para cuando vuelva:

debes más soles y

menos lunas,

mas pasar y

menos tiempo,

risas, aventuras,

sollozos y lamentos.

Conocer tanto el día

como la noche,

momentos sin recuerdos;

un segundo de miseria,

una eternidad de vida.

 

Una punzada al pecho

de nombre: sin aliento,

el mínimo dolor en

el momento perfecto

es todo lo que

se necesita.

 

Qué rápido termina

todo,

y qué doloroso es el

cliché.

 

¡Qué grande es aquél

que vivió

habiendo muerto

todos los días!

Antonio Carlos Morales Palomares – México

 

Reconocimiento

Extinción

 

La marea humana acobarda la selva,

Selva virgen, selva de gran simio.

Humanos por doquier y la brisa acaricia el rostro

Del gran gorila.

 

El planeta a sus anchas escupe balas y los dueños de la noche

Andan pisando lo sensible, lo eterno, lo inhumano.

En medio de la humedad de los días, de los cazadores de sueños

Surgen las comedias de las manadas,

de los peludos abrazando esa vieja historia.

 

Extinción de los humanos a manos de humanos,

Vida sin vida,

África futurista, especies de simios que hacen leyenda

En un mundo incorregible, en un mundo donde se mata lo bello

Lo más sagrado.

 

Un ADN letal, la caza furtiva del mismo ego,

Lo imparable de la nada, tras la melancolía de esos bosques,

De esos versos escritos con lágrimas desde Asia.

El planeta se volvió su verdugo, los pocos años en supervivencia,

montañas de guerras y lamentos.

 

La advertencia de Bantú y el dios nuestro,

Los primates hacen la hoguera con los cráneos de América.

Reposa el sol bajo aquel árbol sin sombra,

Los niños del mundo, paraíso de simios.

José Gabriel Muñoz Granada – Colombia

 

Reconocimiento

La niña de la lluvia fina

 

Nacer un día lluvioso de mayo

avisa de futura

rareza ante la vida.

Lluvia persistente en un

momento de alegría;

y un hombre corriendo, cobijado tan

sólo por las finas gotas, en busca

de mano experta en tomar nuevas vidas.

La lluvia fina de mayo traía

días, noches, primaveras, inviernos,

veranos, lluvia, y otoños que son

el comienzo de cursos escolares.

Lluvia fina traía

eneros de esperanza,

primaveras de sol.

Aquel día, el sirimiri dejó un

sueño en cada gota.

Lluvia fina de ilusiones. Lluvia del

rey de la primavera:

esperanza del campo.

Primavera de sol.

Nacen arbustos, amapolas, lilas,

rosas... Esperanza de

mayo. Primeros días

en aquella vida de lluvia fina.

Primeros pasos hacia días claros,

más alegres, más claros.

Primeros pasos de infancia formada

de palabras, orladas

de pensamientos, sueños.

Sol Antolín Herrero – España

 

Reconocimiento

Monoerótico

Érase un mono erótico.

Un mono onane.

Érase una vida saturada entre las venas.

Mono enano.

Mono inane.

Mono andante desamado amante.

Érase otra vez el mono ingrávido.

Distinto.

El mono alado.

Inflamado con esa ansiedad que carga

la piel del esquisto.

Su lomo plateado lo delata.

¡Mono cenagoso!

¡Mono libidino!

El mono se autoasfixia.

Se dilata.

Su extrema sinceridad lo delata.

Menos homínido que primate,

el mono es un eremita.

El mono en la sombra no es un asesino.

El mono se asombra.

Se desnuda.

Su deseo no deja que nos quepa la menor duda.

El mono sabe de qué hablo:

Sexo, luego existo.

Duvan Reynerio Ocampo Pinzón – Colombia

 

Reconocimiento

Cuidemos a los monos

 

Cuidemos a los monos

Se cuelgan de las lianas

Se comen las bananas

De la selva son, autóctonos

Animales ya son, íconos

¡Más qué raros son, atípicos!

Cuyos pelajes son, únicos

Por eso es que los matan

Cautivos, los maltratan

Pequeños, grandes micos

Felipe Andrés Vergara Unda – Chile

 

Reconocimiento

El grito del simio

 

La selva se estremece porque se oye entre la espesura boscosa

gritos que claman que nadie destruya la vida natural tan hermosa.

Brillan los afilados colmillos,

intentan romper en trozos la red del cautiverio como si fueran cuchillos

y  los pequeños gorilas ven como los mayores

pierden sus vidas para conseguir el derecho para sus hijos.

 

El cazador de gorilas, ese humano que solo entiende por vida

la suya, el profanador de la libertad animal se olvida

de que a sus parientes encarcela

y, tras las rejas de las jaulas lleva

a esos especímenes que nunca deben ser privados 

de vivir a su aire saltando de rama en rama y con seguro paso.

 

Se oye un tiro

uno de esos cazadores se ha puesto nervioso 

y abate a un gorila solamente porque pedía auxilio.

No quieren esos traficantes de animales 

que la manada se altere porque sus gritos

pueden  llegar a oírse más lejos del boscoso ramaje.

 

Disparan y disparan, caen al suelo muchos primates

pero, cuando ya  no le quedan balas,

para sorpresa de los que no tienen alma

de las lianas se deslizan a pares

unos monos pequeños que chillando dicen: “¡Basta!

Pensad, no seríais hombres si no hubiera primates

¿Qué  sería de la humanidad si os aniquilara otro superior pariente?

Dejad de ser invasores y destructores de vuestra vieja sangre. ¡Usad esa   frente!”  

Uno de los atacantes tira su arma y, quitándose su salacot dijo:

“Tiene razón el gorila, no destrocemos en añicos nuestro espejo vivo.

El grito del simio es el mío.”

José Reinaldo Pol García – España

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